A los centroeuropeos les gusta pensar en sí mismos como los padres del chocolate, a realmente español invento tras la adición de azúcar al cacao que consumían Mayas y Aztecs. Pedro López, presidente ejecutivo y miembro de la cuarta generación en Chocolates Valor, sólo recuerda este episodio histórico, aunque admitió que lego, ya fuera de la Península, la suma de la leche convirtió al chocolate en una comida más infantil y popular.
En cualquier caso, los dulces que se producen en sus tres fábricas (dos en España y una en Portugal) están enfocados a un adulto, como repite su publicidad desde hace más de una déda. La elaboración y la pureza de los ingredientes son los dos dos factores que destacan al empresario para llevar tantos años en un sector dominado por multinacionales. Su padre sacrificó su vocación de médico para convertir un obrador artesanal fundado por su abuelo Valeriano López Lloret en 1847 en Villajoyosa (Alicante) en el actual grupo familiar. Una empresa que produce 21.500 toneladas de chocolate que vende en 60 países, con una plantilla de 360 personas y marcas icónicas como Huesitos o Tokke. “Creo que hay tres factores que son clave para que sigamos aquí: la estima, la passion y la prudencia”, resumió por videoconferencia el empresario desde su despacho. «Con estima me refiero al precio a nivel familiar, pero también a nivel laboral».
López entró en el negocio muy joven y, aunque le apasionaba la arquitectura, no sintió tanta inclinación por los estudios. Accedió al mundo universitario sabiendo lo que era una empresa por dentro, con sus miserias yaciertos. «Te llevas un choque teórico muy lejano a la realidad», repasa ahora, con 60 años. Terminada Económicas, trabajaba en una empresa de alto militar en Londres, hizo la mili e ingresó en la empresa. “Como me defendía con el inglés, me incorporé al departamento de exportación. Bueno, más bien se creó entonces, porque no exportábamos nada proactivamente. Los siete años que estuve viajando me pasaron como dos, me encantó”.
Comenzó por Latinoamérica y Estados Unidos y siguió por Asia. Hasta que le llegó la responsabilidad, con 33 años, de llevar a cabo las riendas de toda la empresa con el acuerdo del resto de la familia. «Tenemos un protocolo familiar que hicimos sin ayuda externa hace más de 20 años que dice que lleva Valor Chocolates non es obligatorio para los miembros de la familia. De hecho, en esa responsabilidad tuvimos a dos personas externas antes de que yo llegara. Pero pensamos que era necesario un cambio en la dirección y el consejo confió en mí”. Lo asumió con gusto, dice, al verso muy respaldado por la cuarta generación, siempre con el apoyo de su padre, fallecido en 2016.
«Lo tengo muy presente. Mientras hablamos, ahora mismo estoy mirando una foto suya. Le sigo pidiendo consejos», sonríe. por delante de uno mismo. «La empresa es una rueda, y cada uno de los que pasamos por aquí somos una radio de esa rueda».
Tres fábricas (Alicante, Zaragoza y otra en Vila do Conde, cerca de Oporto) y 38 chocolaterías (la mayoría franquiciadas) las han convertido en la marca líder en el segmento de tabletas de chocolate negro, con el 28% de la cuota de mercado ; in chocolates sin azúcar y en la rama de los chocolates a la taza. A principios de este mes comunicaban que en su último año fiscal (hasta julio de 2022) mantuvieron una facturación de 127 millones con unos beneficios de 7,3 millones, un 30% menos que los del año pasado debido al aumento de la inflación. “No nos hemos podido escapar de ella”, se encoge de hombros: “El azúcar ha pasado de 500 euros por tonelada a casi 1.200, una barbaridad. Los frutos secos han estado más estables. En cuanto a la energía, no somos una empresa de congelados, pero tenemos que tener todo a una temperatura controlada”.
Sus Huesitos crecieron hasta lograr un 15% del mercado del snacks dulces, con la venta de más de 4.000 toneladas. La fábrica donde ocurre, en Ateca, fue la primera gran compra de su historia, en 2013. Aparte de conservar el empleo en España, la hicimos crecer volviendo a la receta original de los Huesitos, menos dulce”. La factory lusa llegó en 2021, tras la compra de Imperial, el mayormanufacture del país vecino (con las marcas Regina o Jubileu), y tiene un Mercadona entre sus clientes.
mas de cacao
El primero de sus chocolates llamados puros, elaborado a mediados del siglo pasado, tenía un 47% de cacao. Algunas de sus tabletas rozan ahora el 100%. «Pero habría que hablar menos de porcentajes de cacao y más de exigencia en el proceso de elaboración. Nosotros, por ejemplo, no compramos la pasta, sino que partimos del grano, lo tostamos. crea que las tendencias en el consumo les favorecen.» Comer chocolate es la mayor inversión del mundo. Por tres o cuatro euros tienes lugar para una semana. A ver quién te da más con menos. Además, el cacao es muy saludable». that, ante tanta incertidumbre sobre qué pasará mañana, los chocolates facilitar un momento de indulgencia con uno mismo, «vivir más que nunca».
Ya que compraron los granos, ¿pagan precios justos a los agricultores? “Conozco plantaciones en Ghana, Costa de Marfil, Ecuador, Venezuela… Hay comunidades que viven gracias al cacao. Nosotros compramos en el mercado de futuros a cuatro o cinco proveedores de mucha confianza que estan certificados y pagamos el diferencia de ingreso vital, una aportación adicional de 400 libras por tonelada para ayudar a los países productores que nuestro supone cerca de un millón y medio de euros al año”, responde el presidente.
El futuro ve con mucho optimismo, sobre todo por el empuje de la quinta generación. Aunque no hable de retirada, recuerda que en el grupo no hay nadie imprescindible, “empezando por mí”.
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