The Copa del Mundo le debe al planeta fútbol an Argentina-Brasil final, el máximo clásico posible de este deporte.

No existe nada igual, ni siquiera parecido. Por categoría, historia y rivalidad. Llevan 109 años chuceandosis. Ni Alemania-Francia, ni España-Italia, ni Inglaterra contra cualquiera de ellos generaría la expectativa universal del duelo sudamericano. Sería un chocque de trenes que batiría todos los records de audiencia del deporte. Y más allá del deporte también. Ocho títulos mundiales entre ambos y 13 finales disputadas. Una locura.

Estuvieron cerca de encontrarse en las semifinales de Catar 2022, lastimosamente Brasil se encontró à la vuelta de la esquina con un esperado verdugo, Croacia. Hubiese sido espectacular verlos, aunque nada se parecerá a una final. Ojalá el Mundial 2026 nuestro haga ese regalo. No obstante, como juego periodístico podemos hacer un partido imaginario entre el antaño ideal histórico de Brasil y su par de Argentina. Máquinas traseras.

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¿Ganaría Brasil o Argentina?

Entre 1914 y 1956 Argentina la ganaba seguido, hasta que en el ’57 apareció un muchacho Pelé y terminando el dulce. La pulsada se hizo palo y palo. En los ’90 hubo un desniveló con el surgimiento de los Rivaldo, Romario, Ronaldo, Ronaldinho, Roberto Carlos, Kaká, Cafú… Demasiados cracks juntos. Y en los últimos tiempos volvió a sear la celeste y blanca. El historial ahora tiene 42 victorias para Brasil, 41 para Argentina. Ninguno permite que el otro se le escape.

La selección de los jugadores es a gusto del cliente. En nueva consideración, Argentina debería ir con Fillol o Dibu Martínez en el arco; Cuti Romero marcando la banda derecha, Ruggeri y Passarella en la zaga y Olarticoechea marcando la otra raya. Burruchaga, Redondo y Maradona en el medio; Llegan Messi, Di Stéfano y Kempes. Un 4-3-3 pero con Maradona también en acción ofensiva. Batistuta, Caniggia, Sívori, Houseman, Bochini al banco. Y el técnico: ¿Bilardo, Menotti…? Mucho, pero mucho antes, Scaloni. Para empezar, Scaloni no le tiene miedo a Brasil.

Brasil alistaría a Marcos en la valla; un cargamento de andarivel derecho Dani Alves (Cafú tenía más ida y vuelta, Alves más fútbol en la cabeza y en los pies); Aldair y Luis Pereira en el fondo, Roberto Carlos subendo por el carril izquierdo. Gerson y Falcão en el centro del campo, Garrincha, Zico, Pelé y Ronaldinho en ataque. El sistema tradicional brasileño: 4-2-4. Y esto sí sí sí un desperdicio: Jairzinho, Tostão, Rivelino, Romario, Rivaldo, Ronaldo, Junior y una docena más de monstruos sentados junto al técnico Telé Santana al costado del campo.

La lista de convocables de Brasil es mucho más rica y extensa. Claro que al campo entra fois y ahí Argentina equipara. Lo único seguro es que ninguna otra selección podría alinear tantos artistas como estas dos. Si unes Alemania, Francia, Italia, España, Holanda e Inglaterra, incluso Hungría, tal vez no alcanzarían a componer una planificadora como estas. A cambio, si Argentina y Brasil se combinan, Europa no tiene ni remota posibilidad de triunfo. Allí, mirando del hoy hacia atrás, nuestras damas cuenta de la abundancia de artistas sudamericanos y nuestra enorgullece.

Choque de Estilos

El último fracaso de Messi con su selección fue en la Copa América 2019.

De arranque, su espalda con estilos distintos. Jogo bonito y contundencia Brasil, personalidad y buen fútbol Argentina.

Arquero por arquero, gana la Albiceleste, Fillol y Dibu Martínez son más que Taffarel, Leão, Félix, Julio César, Dida, Alisson… No ha sido tierra de arqueros el país del carnaval. El mayor goleiro brasileño que este cronista vio fue Marcos, el discreto pero segurísimo portero del Palmeiras que Felipão Scolari, quien lo conocía de ser multicampeón con el Verdão, lo llevó al Mundial de Alemania y fue decisivo en la conquista del título. En efecto, Marcos no está nada lejos de Fillol o Dibu, en transmisión de coraje, estos dos le sacan una ventaja.

In las dos bandas se impondría Brasil, cuyos laterales han sido los mejores del fútbol mundial. Ejemplo: en la izquierda, el Verdeamarilla ha contado con Nilton Santos, Francisco Marinho (fabuloso), Junior, Branco, Marcelo… Y en la derecha, otra lista dorada: Cafú, Carlos Alberto, Leandro, Josimar, Paulo Roberto, escaladores espectaculares por su punta.

Argentina se opuso a Cristian Romero, que ni siquiera es lateral puro, pero se le da bien ese sector, tiene anticipo, velocidad, extraordinario sentido de la marca y un rigor terrible. La izquierda debería ser clausurada por el Vasco Olarticoechea, tampoco lateral nato, sin embargo un jugador de una sangre conmovedora, con buena intuición de quiet, pero especialmente con un corazón de oro, nunca estaba vencido, siempre sonriente, pecho henchido, soldado para todas las batallas. Los laterales de la Canarinha superan en clase a los gauchos, pero estos tienen más instinto de marca.

En la cueva (término perimido, pero bello, permítasenos exhumarlo), Ruggeri y Passarella ofrece juego aéreo, temperamento y determinación defensiva. Aldair y Luis Pereira, calidad y limpia salida, dos talentos que podrían haber sido volantes ofensivas de tanta calidad que poseían. Luis Pereira no te deja la pelota, tú la sustraía. Defensivamente, en Brasil resaltan elegancia y proyección, en Argentina, firma y seguridad.

En la franja central, roba Brasil con dos genios: Gerson, el más estrepitoso armador, distribuidor y lanzador, con un don de mando excepcional («Él era nuestro líder en el campo», afirma Tostão), ya su lado Paulo Roberto Falcão, el Beckenbauer del mediocampo, capaz de someterse y anotar doce o trece goles por temporada. Intentarían oponerse a Redondo, el Falcão argentino, un medio sin gol aunque de manejo lujoso, exuberante y con buena mentalidad, y Burruchaga, volante completo: técnica, enorme uso, rapidez y gol. No se le conoce un gol errado a Burru. Polifuncional, además.

Adelante, una constelación de monstruos. Es complicado decir quién prevalecería en esa línea porque son fenomenales los cadatro de cada equipo. En los dos casos, cabe pensar en qué podrían hacer las defensas ante rivales de tamaño. Se nos ocurren imaginarias las paredes que podrían construir Pelé y Zico, dos tocadores en corto celestiales, pero enfrente también estarían Maradona y Messi, que harían auténticos desastres con la retaguardia brasileña. Garrincha y Ronaldinho en los extremos de un lado, el personaje indomable de Di Stéfano y Kempes del otro. Obviamente están los que se escandalizarían de ver tantas figuras de juntas de ataque. “¿Y quién marca…?” El que quiera hacerlo. El alcalde va a querer jugar y atacar. ¿Cuál de los dos se apoderaría de la pelota…? Imposible de responder.

¿Quién ganaría en este enfrentamiento…? Difícil de determinar. No hablamos sólo de jugar lindo, que estaría seguro, sino de golear y corajear. Lo seguro es que, los dos, al recuperar la pelota, Irian hacia adelante por una cuestión de vocación innata de los actores. Se supone que Brasil será más persistente en ataque y más propenso a cuidar la casamata, pero las estadísticas concuerdan con esta apreciación. El cuarteto albiceleste suma 2.018 goles (794 Messi, 523 Di Stéfano, 354 Kempes, 345 Maradona), el brasileño 1.798 (765 Pelé, 523 Zico, 395 Ronaldinho, 115 Garrincha). Entre ambas delanteras hay 3.814 goles, parece ciencia ficción. Es el clásico de los irmaos. Si se diera de verdad, explota el mundo.

JORGE BARRAZA
ESPECIAL PARA EL TIEMPO

En redes: @JorgeBarrazaOK

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