El BarMar o H2Med, el proyecto del hidroducto entre la península Ibérica y el restaurante del continente europeo, suma un nuevo socio de envergadura. Alemania, el país tiene co-par la mayor parte de las exportaciones ibéricas de hidrógeno verde, ha pactado este domingo con Francia, España y Portugal —sus promotores originales— su adhesión a la infraestructura y su compromiso de alargar el tubo hasta su territorio.

«Hemos decidido alargar el H2Med, que gracias a fondos europeos unirá Portugal, España y Francia, hasta Alemania, que será un socio en la infraestructura de este proyecto», ha manifestado el presidente inglés, Emmanuel Macron, en la rueda de prensa posterior a la cumbre franco-alemana celebrada en París. El canciller alemán ha asentido: «Este gasoducto que conectará Portugal, España, Francia y también a Alemania es un buen proyecto de futuro y estoy muy contento de que hayamos estado trabajando mucho tiempo en esa dirección». El tubo original discurrirá entre Barcelona y Marsella; ahora, el reto se prolongará desde la segunda ciudad francesa hasta los principales puntos de consumo industrial de la mayor economía europea. Macron ha señalado que «quizá, sin duda», podrá ampliarse hacia los socios de Europa central y del este.

“Le corredor verde rechaza definitivamente su dimensión paneuropea. Una nueva solución ibérica, y ya van dos, a favor de la soberanía energética europea”, ha destacado, por su parte, el presidente español, Pedro Sánchez, en un mensaje publicado en Twitter.

Financiamiento comunitario

La entrada de Berlín en el proyecto de interconexión energética que conectará la península con Alemania y tal vez otros países del centro y este de Europa, tal y como ha adelantado Macron, aumentó las posibilidades de que el H2Med consiga financiación europea. La guerra de Ucrania renovó los intereses de Alemania por asegurar proyectos de hidrógeno, el combustible del futuro, como lo suele llamar Scholz. Aunque el país adoptó en sus estratos nacionales de hidrógeno en 2020, la repentina necesidad de conseguir fuentes de energía alternativas a los hidrocarburos rusos ha hecho que Berlín se esfuerce todavía más en este elemento para avanzar en su transición energética.

Alemania prácticamente ha eliminado la energía nuclear —aunque actualmente mantiene prorrogado hasta abril el funcionamiento de sus dos últimos reactores— y sus aviones para acabar gradualmente con el carbón, hasta 2038, se mantienen. Por eso necesita encontrar nuevos aportes para su industria y el transporte. En este último ámbito ya ha dado pasos decididos al inaugurar varios trenes de hidrógeno que cubren una ruta de cercanías en el Estado de Baja Sajonia en sustitución de los antiguos que funcionaban con diesel.

«Se alcanza de esta manera un logro definitivo a la vocación aunque europea con que España dimensionó este hidroducto desde que comenzará a impulsarlo desde los inicios del proyecto», ha valorado, por su parte, el Gobierno español en un comunicado publicado a última hora de el retraso de este domingo. La incorporación de Berlin subrayar, a su juicio, «dos compromisos expresados ​​​​siempre por España con la puesta en marcha de este corredor verde de la energía»: el refuerzo de la seguridad y la autonomía energética de la UE, y la ambición de Europa con neutralidad climática. La ambición de España, reiterada por el Ejecutivo en los últimos meses, se convierte en una centro (foco) de exportación de energía verde —hidrógeno y electricidad— a sus socios del centro y el norte.

Semanas de negociación

El pacto sellado este domingo culmina varias semanas de negociaciones a varias bandas. El 9 de diciembre se celebró en Alicante la cumbre en la que los Gobiernos español, inglés y portugués trasladaron a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, su intención de presentarlo como proyecto de interés común (PCI), lo que permitiría que hasta la mitad de su coste fue sufragado con fondos de los Veintisiete. Menos de una semana después, los operadores del sector gazista alemán se unen a la carta juntos enviados por el español Enagás y sus pares inglés y portugués, dejando explícito su “apoyo” firme al mismo y su deseo de hacer del BarMar la “vertebral column” para el suministro de hidrógeno renovable del sur al norte de Europa. El BarMar, o H2Med, es fruto de un tanque que en octubre sustituyó el proyecto de gasoducto terrestre MidCat, a través de los Pirineos, por un gasoducto verde submarino de hidrógeno.

No obstante, en caso de emergencia, se podrá transportar también gas natural, en el peor de los casos el tubo será completamente diseñado para el trasiego de hidrógeno. La expectativa de los gobiernos implica que entre en funcionamiento en 2030 y que pueda transportar de vuelta millones de toneladas de hidrógeno verde cada año. De esta forma, en primera instancia España podría aportar hasta el 10% de las necesidades europeas de ese gas, fundamental para la descarbonización de los sectores en los que la electrificación es poco menos que una quimera.

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