Gracias a las acciones tomadas recientemente, se logró una disminución en la tasa de asesinatos de un 60% evitando miles de muertes. Esto en comparación con las estadísticas del año 2011, ya que el país centroamericano lideraba como la tasa de homicidios más alta del mundo.

Anteriormente, se registraban 93,2 asesinatos por cada 100.000 habitantes según los datos de Naciones Unidas, lo cual causaba una sensación de inseguridad generalizada y pocas personas recurrían a la policía cuando eran víctimas de un crimen.

Además, estudios de la Encuesta Latinobarómetro revelaron que en año 2011 el 78,5% de los hondureños consideraban que la policía no tenía las capacidades para hacer frente a la violencia. Una de las problemáticas que contribuían al aumento en la tasa de homicidios, se hallaba en la falta de modernización para entrenar a los nuevos reclutas.

El plan de formación estaba desactualizado, los profesores no tenían la formación adecuada y los criterios de reclutamiento no eran fuertes. Se descubrió que los policías de escala básica, tenían serias deficiencias en su entrenamiento y no estaban preparados para atender a los ciudadanos.

El nuevo plan de adiestramiento policial tiene el principal propósito incrementar la calidad en el entrenamiento, por ello la duración de la formación incrementó de 6 a 11 meses, con una nueva metodología que mezcla un enfoque teórico con prácticas en terreno.