Este es un escenario confuso pero bastante positivo, incluso si las razones detrás de él no se preguntan por las más esperanzadoras. Influenciados por un invierno excepcionalmente suave y por la ralentización de la actividad en todo el mundo, los precios de la energía muestran un frágil respiro, tras una subida frenética en 2022, acelerada por la guerra en Ucrania. Algunos días han vuelto a su nivel de finales de 2021.

Los precios del gas, después de saltar a más de 300 euros por megavatio hora (MWh) en agosto de 2022, han comenzado a bajar y se han reducido a la mitad desde mediados de diciembre y ahora rondan los 70 euros por MWh. A su paso, los precios de la electricidad en los mercados mayoristas, en parte activados por los precios del gas, cayeron en diciembre en Francia y alcanzaron el viernes 6 de enero los 137 euros el MWh, de nuevo lejos del pico de 700 euros del verano de 2022.

“En noviembre y diciembre, los inversores más bien esperaban precios del gas en torno a los 200 euros por MWh, y nosotros estamos en 70 euros, por lo que es una auténtica sorpresa”, en sustitución de Xavier Timbeau, economista y director del Observatorio Francés de las Condiciones Económicas. Al igual que otros expertos, juzga que se dan las condiciones, y en particular que el nivel de existencias se llene en torno al 85%, para que estos precios no se enciendan tanto, al menos hasta el verano, estando el resto condicionado también por las medidas de ahorro energético y la disponibilidad del parque nuclear.

“Si contamos con una media de 150 días fríos, y ya han pasado cincuenta, el riesgo en los próximos meses sigue siendo menor ya que el stock sigue lleno, aunque no haya desaparecido”confirma Alric Marc, presidente de la empresa Eficia, especializada en la eficiencia energética de los edificios.

Sostenible o no, esta todavía frágil relajación no debería sentirse inmediatamente en las facturas de los consumidores y de las empresas, que dicen estar estranguladas por los precios exorbitantes de la energía. En Francia, de hecho, los particulares han optado esencialmente por tener una tarifa regulada de electricidad y gas, cuyo principio es suavizar las fluctuaciones de los precios del mercado mayorista.

» Esta tarifa eléctrica regulada se basa en parte en una media de los dos años anteriores. A la 1oh febrero de 2023, los precios fijados dependen de cotizaciones pasadas, lo que, para ser rápidos, significa que la caída de precios en los mercados de futuros de hoy en todo caso no se repercutirá hasta 2024”, recuerda Vincent Maillard, cofundador y presidente de Plüm Energie, un proveedor de electricidad.

Te queda el 60,43% de este artículo por leer. Lo siguiente es solo para suscriptores.