Los chubascos pueden convertirse en tormentas que lo remueven todo o rebajar su intensidad y terminar siendo una lluvia ligera que se va así como ha llegado. Aún no está claro en cuáles de estas dos categorías acabará la polémica que ha explotado en torno al bono social. Este descuento en la factura energética se dedicó a los más vulnerables utilizando la semana pasada un fuerte temporal, cuando varios diputados de la Asamblea madrileña admitieron que se beneficiaron de él pese a tener recursos más que suficientes para pagar los suministros. Ahora, EsadeEcPol ha puesto números que añaden elementos al debate: la mitad de las numerosas familias más ricas se beneficia de esta ayuda, frente al 30% de los hogares vulnerables.

Esta situación, que parece paradójica, se debe a que las familias numerosas tienen derecho a percibir el bono social con independencia de su renta. En otras palabras, la composición del núcleo familiar se superpone principalmente a la situación económica.

Información A quién llegan los bonos energéticos: un análisis por nivel de renta y tipos de familia, publicado este miércoles, calcula que, mientras que menos de una de cada tres familias numerosas que está entre el 20% de los hogares más pobres recibe el bono, el porcentaje sube hasta el 38% para ingresos medios-bajos y se para de ahí para llegó. La tasa de familias numerosas con rentas medias y altas que cobra ayudas energéticas supera el 50%. El análisis emplea el concepto de renta neta equivalente por unidad de consumo, es decir, que divide los ingresos en función del número de miembros.

Estos resultados, según los autres, sugieren que las familias más ricas, con mayor disponibilidad de tiempo e información, consiguen con más facilidad los bonos, que, por otro lado, no llegan a todos aquellos que de verdad los necesitan. «Los bonos energéticos son insuficientes en su cobertura, algo especialmente grave para las familias estructuralmente estructuralmente vulnerables, y en su diseño actual se prestan a problemas de inadaptación entre quién los necesita y quién los recibe», apunta el estudio, firmado por Ángel Martínez, Natalia Collado y Jorge Galindo.

La misma foto se puede mirar desde otra perspectiva, considerando el número de beneficiarios del bono social, independientemente de que sean o no familia numerosa. Este, en general, disminuye en la medida en que crecen los ingresos del núcleo familiar. Si el 8,3% de los hogares recibe algún tipo de ayuda, este porcentaje sube al 17% para el 30% más pobre y se cae por debajo del 10% del tercer decil. Al final del reparto hay, sin embargo, una sorpresa: se rompe la dinámica y se ve sufrir la cifra de perceptores. En concreto, 1 de cada 50 familias que pierden al 2% más adinerado del país recibe la ayuda, resultado distorsionado por el impacto de las numerosas familias. «Hay un incremento no lineal de las ayudas al final de la curva de ingresos», señala el informa.

De hecho, la presencia de familias numerosas es más consistente entre las rentas más altas y las más bajas. Según un reciente artículo publicado por EL PAÍS y mencionado por los autores, alrededor del 7,7% de las 750.000 familias numeradas que hay en España —contra muy o más hijos dependientes— se encuentra entre el 20% más pobre. Es la tasa más alta de los 5 quintiles, a la que sigue el 5% del tramo más rico.

La instantánea es más llamativa aún si se tiene en cuenta que, solo el 8,3% de la población percibe un bono energético social, más de un 14% declara tener problemas para mantener su vivienda a un nivel de temperatura adecuado, porcentaje que se dispara por encima del 30% en los hogares más humildes. Estos datos son de 2021 y el estudio alerta de que la situación puede haber empeorado en el último ejercicio —el precio de la electricidad se multiplicó por tres con respecto a la epoca prepandemia, el del gas por seis—.

Criterios combinatorios

Las autoridades consideran que es necesario reducir los beneficios para garantizar que se haga todo lo posible si se necesita acceder a los bonos de energía. Por ejemplo, a través de una solicitud ya rellenada por la Administración y enviada de formulario masivo, como componente del Ingreso Mínimo Vital (IMV) o tiene a través de algún otro mecanismo que automatice la concesión de la servicio, como la universalización de la declaración de la renta —muchos hogares pobres no reciben siquiera la ayuda por no estar obligados a presentarla—. También considerando «un paso en la buena dirección» la propuesta de introducir un criterio de renta para evitar que los más ricos se beneficien de la ayuda —el Gobierno ha asegurado que cambiará los requisitos y se habló de un límite de 26.000 euros—, pero alertan sobre la dificultad en fijar el umbral.

«En las familias numerosas, un euro cunde menos qu’en otra, hay que aterrizarlo al contexto», explícito de Natalia Collado, una de las autoras del informe. Todos los hogares de esta categoría que pertenecen al 20% plus pobre mantendrían el bono si fijara un umbral de 26.000 euros, pero hasta un tercio del segundo quintil qu’ahora recibe la ayuda la perdería, calculado el estudio. Por ello, recomendamos combinar los criterios de renta con los de composición del hogar, algo que ahora no ocurre. “Al final siempre tenemos errores del tipo uno y del tipo dos: que la ayuda llega a quien no debería ya la vez no llega a quien debería. El segundo error nos parece el más grave. Porque el primero es una cuestión de eficiencia, el otro de efectividad. Lo ideal es minimizar ambos”.

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