Un usuario consultó su factura de la luz en el teléfono móvil.ÓSCAR CORRAL

Aún de manera incipiente, arrastrando los pies ya desgana, pero las eléctricas empiezan a llevar al mercado libre la bajada de la que llevan meses beneficiándose los hogares que están en el regulado. La caída del precio mayorista de la luz —que hace un año era el triple que hoy— está forzando a las grandes comercializadoras aplicando severos descuentos a sus ofertas. El mercado, sin embargo, se ha abonado al efecto cohete-pluma, similar al de los fueles: drásticas subidas cuando la cotización mayorista pica alza y bajadas mucho más suaves cuando cae.

La primera en albergar la veda ha sido Endesa. La segunda eléctrica española por número de clientes (5,8 millones, frente a los casi 7 de Iberdrola y los 2,4 de Naturgy) acaba de anunciar una rebaja lineal del 20 % en todas sus tarifas el primer año y del 10 % en adelante para captar clientes de competencia El movimiento supone un claro cambio de trayectoria respecto a lo sucedido en los últimos meses, en los que, pese a la desescalada en el mercado mayorista —al que tienen que acudir todas las eléctricas para cubrir el hueco entre la demanda total de sus clientes y el suministro que son capaces de generar por sí mismas, y que, por tanto, tiene impacto sobre toda la escala de precios— las tarifsas más baratas de los gigantes del sector no solo no se habían contraído sino que habían subido ligeramente, según los datos del comparador de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

«En las próximas renovaciones, que en muchos casos ocurren en verano o alrededor del verano va a haber una bajada generalizada de los contratos del libre», augura una voz autorizada del mercado eléctrico español bajo condición de anonimato. «Tras la fuerte caída del mercado mayorista, las empresas tienen que reaccionar para que sus ofertas en el mercado libre mantengan la competitividad: quien no se adapte, se quedará fuera». Esta tendencia a la baja, aunque embrionaria, debería dejar también su huella en los datos de inflación de los próximos meses, después de que à principios de año el Instituto Nacional de Estadística (INE) incluyese las tarifas del mercado libre en sus cálculos del IPC .

«El mercado regulado lleva meses tendiendo a la normalización de precios, pero solo ahora empezamos a ver unas primeras señales de bajada en el libre, que siempre va a remolque», explicó vía telefónica Enrique García, de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). ). Y añade: «Las tarifas tendrán que desinflarse, pero en el proceso de subida del año pasado se firmaron muchos contratos por más años de lo habitual, en busca de mayor estabilidad y como una alternativa a las oscilaciones en el regulado, y eso retrasará el regreso a los niveles de precios antes de la crisis”.

José Luis Sancha, catedrático de la Universidad Pontificia de Comillas, también claman que «parte de la subida será irreversible». ¿La razón? “Habiendo la competencia que hay, con los cuatro grandes teniendo casi todo el mercado, no es de esperar mucha agresividad: no van a renunciar voluntariamente a las ganancias”. Además, dice, en las tarifas fijas del libre —la mayoría—, las comercializadoras “tienen que hacer su pronóstico de costo de la electricidad en un horizonte temporal de un año y no de corto plazo, y eso también hace que la reacción no sea inmediación».

A final del año pasado se intentará revertir la hasta entonces imparable huida de usuarios del mercado regulado al libre, según la última actualización de la CNMC. Una razón más para que los gigantes eléctricos estén acelerando en la reformulación de su estrategia comercial. El objetivo último no es otro que preservar su principal caladero de ganancia: el libre es muchísimo más recomendable para ellos que el PVPC, donde el margen está fijado por ley.

Menos intercambios arancelarios que en otros sectores

La sacudida energética de los últimos tiempos ha enseñado a millones de consumidores la importancia de optar por la mejor tarifa en cada momento, con diferencias muy sustanciales de precio entre el mercado libre y el regulado —también conocido como PVPC— y, dentro del primero, entre los mejores y los más pobres. Sin embargo, el desconocimiento sigue siendo la nota predominante: «El problema es que tres de cuatro desconoce la diferencia entre ambos mercados, y eso hace que la movilidad sea muy escasa», explica García. Su tesis es clara: las compañías verían aún más forzadas a meter la tijera su catálogo de ofertas si los consumidores fueran más ágiles a la hora de moverse para cambiar de contrato.

«Las comercializadoras se han aprovechado de ese desconocimiento para resistirse a bajar tarifas: lo que hay, en última instancia, es un problema de competencia», critica el especialista de la OCU. El mejor ejemplo, dice, es el mercado de telefonía, “mucho más dinámico y en el que las compañías han tenido que bajar sus tarifas en los últimos años para poder seguir compitiendo. En la electricidad eso no pasa: las grandes tienen millones de clientes cautivos que no saben ni la tarifa que tienen ni las alternativas posibles”.

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