Tras años de alisados ​​y otras proezas capilares, redescubrimos un gesto ancestral con muchas virtudes: cepillar el cabello. Alisados, flexibles u ondulados, se beneficiarán de este ritual por la mañana y por la noche, pero también durante el día para recuperar el volumen. Las cabezas rizadas o encrespadas se contentarán con cepillarse por la noche, o incluso justo antes del champú (si el cabello se vuelve demasiado espumoso).

“Cada cuero cabelludo necesita ser estimulado. Puede masajearlo con los dedos, hacer una parada de manos para crear una afluencia de sangre en la cabeza, pero el más simple es el masaje mecánico con un cepillo. Activa la microcirculación, que lleva oxígeno y nutrientes a los bulbos y favorece el crecimiento sano del cabello”, recuerda Flore des Robert, cofundadora de La Bonne Brosse, quien demuestra que el objeto en el futuro en su versión ecológica.

Los mangos de sus modelos están hechos de un material derivado de fibras de madera, acetato de celulosa. Además, el cepillado favorece una buena distribución del sebo, lo que evita el almacenamiento de grasa en las raíces, e hidrata la fibra, que queda más brillante y mejor protegida. El cepillo ideal tiene pasadores sobre un cojín neumático. El cabello fino preferirá las cerdas de jabalí, el cabello grueso y rizado, el cabello de nailon, el suave y normal la mezcla de jabalí y nailon.

La Petite Brosse, n° 01 a n° 04, La Bonne Brosse, 95€. labonnebrosse.com
Cepillo de cuidado para cabello fino a normal o grueso, Olab, 95€. olabparis.com
Cepillo de cerdas de bolsillo, Mason Pearson, 120 €. galeriaslafayette.com

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