El Banco Central Europeo, actualmente presidido por Christine Lagarde, ha sido el guardián de la moneda única durante casi veinticinco años. Durante la pandemia, su decisión de inyectar dinero de forma masiva en los mercados financieros salvó a la zona euro. Pero con las consecuencias de la guerra en Ucrania y el repunte de los precios, el BCE retomó su inflexible disfraz de banquero.