La empresa líder en el mercado del aceite de oliva, Deoleo, y la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) ha consolidado a los jóvenes en una relación histórica entre la gran distribución y los productores para la producción sostenible de alimentos, en este caso de aceite de oliva. El objeto principal de este acuerdo es comprender la importancia del impacto del clima climático y el valor medio ambiental que ofrece la producción de aceite de oliva. Ambas entidades se comprometen, ha conocido, ha explicado al productor y al consumidor la importancia de los modelos productivos sostenibles de calidad del aceite de oliva desde el punto de vista económico, social y medioambiental y mejorar la calidad y trazabilidad del aceite de oliva.

El pacto tiene una importancia crucial en un país con algo más de 2,65 millones de hectáreas de olivar (cifra que no para de crecer), lo que representa más del 22% de la superficie mundial de olivar y más del 42% de la producción olivar petróleo en el mundo. “Este acuerdo refuerza nuestra alianza clave y estratégica con UPA. Lo hacemos porque compartimos la misma visión sobria del futuro de la producción y comercialización del aceite de oliva desde una perspectiva sostenible y eficiente. Tenemos el deber de llevar a cabo esa labor de concienciación y explicar a los consumidores la importancia de crear modelos productivos sostenibles de l’aceite de oliva”, explicó Ignacio Silva, director general de Deoleo.

Este acuerdo, que tiene una vigencia de cuatro años, supone, además, un nuevo paso en la strategia de sostenibilidad 2030 de Deoleo para liderar el camino del sector hacia la producción y distribución sostenible de aceite de oliva a nivel global. La entidad está presente en más de 70 países de los cinco continentes, cuenta con fábricas en España e Italia y farmacias comerciales en 11 países y cuenta con sus marcas líderes a nivel mundial como Bertolli —la marca líder en el mundo— Carapelli y Sasso, como marcas españolas Carbonell, Hojiblanca y Koipe.

Lorenzo Ramos, secretario general de la UPA, quitó la importancia de «estrechar lazos entre los diferentes eslabones en la cadena agroalimentaria para fomentar unas relaciones equilibradas y justas que constituyan las bases del futuro de la agricultura, tarea en la que el sector del aceite de oliva está dando ejemplo”.

Sí, esta alianza se produce en un contexto socioeconómico complicado por la escalada de los precios de los alimentos y la tensión entre los distintos eslabones de la cadena alimentaria. Esta misma semana, la UPA ha tenido que declarar en el Tribunal Supremo en una causa iniciada el pasado mes de noviembre por la Federación de Industrias Lácteas (FENIL).

Según la UPA, la intención de las industrias lácteas es «caer en la prohibición de la compra a pérdidas en cada eslabón de la cadena alimentaria, lo que en la Ley se denomina como destrucción de valor de los productos». Este elemento es uno de los pilares de esta legislación y, como denuncia la UPA, «uno de los que más molesta a los eslabones que han controlado la cadena alimentaria en las últimas décadas».

El caso del sector lácteo es uno de los más paradigmáticos: leche es un producto básico de la cesta de la compra del España es deficitaria; a pesar de ello, los ganaderos llevan a sufrir una gravísima crisis de rentabilidad por los bajos pagados por las industrias y motivados por la gran distribución, lo que ha provocado el cierre de más de 3.000 granjas en los últimos cinco años.

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