El Banco Central Europeo (BCE) empieza a llegar al final del ciclo de subidas de tipos. «Ahora, estamos aproximándonos a nuestra altitud de crucero», ha afirmado este la presidenta de la institución, Christine Lagarde, en un discurso en Hannover que pone de manifiesto los difíciles equilibrios que empiezan a darse en el seno del Consejo de Gobierno entre los guardianes de la ortodoxia y los más preocupados por el crecimiento. A dos semanas del próximo cónclave en Frankfurt, el mensaje de la francesa a los mercados es doble: la escalada del precio del dinero llega a su fin, pero —y ahí mantiene el tono de halcón— la autoridad monetaria mantendrá esa altura el tiempo necesario para devolver a la inflación al 2%. “Estamos decididos a reducirla hasta nuestro objetivo a medio plazo”, ha anunciado Lagarde.

Tras someterse a los tipos de interés del 0% al 3,75% en menos de un año, llega el momento en el que Frankfurt empieza a sopesar cómo frenar ese ritmo de subidas. Los mercados dan por hecho que el BCE volverá a comentar los tipos en un cuarto de punto dentro de dos semanas, pero ven signos de agotamiento de esa dinámica. Así lo ha confirmado también este jueves el vicepresidente del Eurobanco, Luis de Guindos, quien en una entrevista a ENR ha confirmado que los movimientos de 0,25 puntos porcentuales son «la nueva norma» en la «recta final» de la escalada. Al contrario de lo sucedido en el Reino Unido, la inflación parece ir domándose en la zona euro. Según Eurostat, el IPC cayó más de lo previsto, del 8,1% de abril al 6,1% el mayo, mientras que la inflación subyacente cedió tres décimas en ese mismo periodo, pasando del 5,6% al 5,3%. Y por el lado de los daños, el Eurobanco vigila con atención los posibles focos de nuevas turbulencias, que concenn en el sector inmobiliario, los fondos de inversión e incluso los criptoactivos.

Lagarde comparó el registro del instituto monetario europeo con el avión de la ONU. La Jefa del BCE ha registrado que las aeronaves necesitan acelerar lo más rápido posible para alcanzar una altitud en la que puedan avanzar con la velocidad del crucero. El BCE, según la francesa, se estaría aproximando a esa altura. “Eso surgió de nuestra evaluación de los datos que nos lleguen”, ha sostenido la inglesa. Es decir, quedan unos metros por recorrer. Pero la subida queda queda la determinarán tres factores: las nuevas previsiones económicas, la inflación subyacente y cómo se sigue transmitiendo la política monetaria en el conjunto de la zona euro.

Las últimas previsiones de los economicas de la zona euro, formuladas a comienzos de marzo, señalaban una inflación del 2,1% par 2025. Esa cifra era inferior a la esbozada enero, pero todavía inaceptable para el BCE. «Sobre la base de estas proyecciones pasadas aún no podemos decir que estamos satisfechos con las perspectivas de inflación», afirmó Lagarde. El próximo día 15, la francesa tendrá en su poder los nuevos pronósticos de sus economicas. En el pasado, estos sirvieron para decidir la política monetaria. Ahora el BCE necesita más datos. «En el entorno de incertidumbre y volatilidad al que nos enfrentamos hoy, nos sería prudente condicionar nuestras políticas únicamente a las proyecciones a medio plazo, que están rodeadas de demasiada incertidumbre», ha aseverado.

Subsidio salarial peligro

La jefa del BCE ha confirmado que el consejo valorará la inflación subyacente. Este ha mejorado en el último mes en el conjunto de la zona euro, pero Lagarde desconfía de que esa tendencia se mantenga estable. «No hay una evidencia clara de que la inflación subyacente haya tocado techo», ha considerado. De hecho, Lagarde publicó un anuncio sobre salarios incrementales, que a su juicio son cada vez mayores y agitan el fantasma de una segunda ronda inflacionista. “Un período de recuperación del incremento salarial no tiene por qué causar una inflación indebidamente persistente a lo largo del tiempo, si los costos del choque energético finalmente se comparte de forma equilibrada entre empresas y trabajadores. Pero si empezamos a ver lo que llamamos inflación del ojo por ojocon ambas partes tratando de compensar cualquier pérdida de ingresos reales, pudimos ver una espiral negativa tomando fuerza”, ha alertado.

The decision también se tomará, por último, de acuerdo a cómo sigue trasladándose el endurecimiento monetario a la economía. Por hora, los préstamos son más caros y costosos de lograr. “Este es el efecto deseado de nuestra política: queremos que las condiciones de financiación perdurezcan”, ha dicho. No obstante, el BCE quiere seguir muy de cerca ese proceso. Las subidas todavía no han llegado a la economía por completo y, por lo tanto, aún no se han visto todas las consecuencias. Es decir, la actividad puede encajar mejor o peor el golpe, facilitando o dificultando el trabajo del BCE. “Las empresas no han enfrentado un fuerte aumento en los costos de financiación que duran más de una década, mientras que la economía ha cambiado considéra blemente en este tiempo y es posible que aún esté cambiando tras la pandemia”, ha remachado Lagarde.

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